sábado, 3 de enero de 2009

The Cure

The Cure:
De los Años Imaginarios a las Flores de Sangre
*

César Sparrow


Considerada por buena parte de la crítica especializada (y además por quien esto escribe) como la más grande “banda de culto” del mundo que siga en vigencia, The Cure, no podría reducirse a ser definida como una banda con un estilo determinado. A decir, por ejemplo, de Gustavo Cerati –siendo que es su grupo musical favorito– es célebre por “cagarse en los estilos”. Hubo influenciado poderosamente la personalidad musical del rock de los 80 y continuó dando que hablar en los 90 sin realizar mayores concesiones, no obstante alcanzar, a estas alturas, a los más de 30 millones de discos vendidos por todo el mundo. Los Cure no podrían ser catalogados como una banda “gótica”, por lo menos en un sentido estricto, para nada. No nos imaginaríamos jamás a los Sisters Of Mercy haciendo cosas como “Wish” o “Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me”, donde lo que se luce más es la versatilidad o, si se es un poco malévolo, en última instancia, el eclecticismo. Sin embargo puede honrosamente compartir piso y tradición con una mítica banda de memorias desgarradas y escarnecidas como Joy Division. Tampoco conocemos en The Cure la lealtad a excesos medievales del tipo de Death In June u otras agrupaciones similares, pero sí convergen histórica y musicalmente, a pesar quizá de ellos mismos –esto último injustificadamente–, con los primeros tiempos de Siouxsie & The Banshees y Echo & The Bunnymen. Surgido el movimiento post-punk que se nutrió de los destrozos conceptuales del legado punk, fueron abriéndose caminos, librándose el acceso a toda una camada de bandas independientes que buscaban reconocimiento a sus propuestas, gestándose de aquí en parte la vertiente del new wave, que daría lugar a su vez, más tarde al new romantic y a otros estilos. The Cure siguió una vía diferente forjando su propio modo de ver las cosas, socavando subrepticiamente los estamentos de la corriente principal de la media y del mundo pop.

Dado el hecho de que las colecciones recopilatorias de singles de The Cure no dan una idea proporcionada ni fidedigna de su calidad, en lo absoluto, pues ni siquiera contienen sus mejores canciones, conviene siempre, para el caso particular que nos concierne, escuchar las canciones en su contexto y los discos completos, uno por uno. Considero ésta una manera práctica de formarse una idea apropiada de las intenciones de un álbum como algo atómico. No ha sido mi propósito confeccionar una apología de la banda, mejor dicho, no de manera directa, sino más bien hacer una reseña rápida de su historia, sus letras y su música. El que tenga oídos para oír, que lea.


Los años imaginarios

Robert James Smith nació en Blackpool, Inglaterra un 21 de abril de 1959, y tenía 17 años cuando forma su primera banda con sus compañeros de colegio Michael Dempsey, Laurence Tolhurst y Porl Thompson, allá por 1977. Desde los 14 años solía vestirse de terciopelo y ropa oscura, y fue expulsado de su colegio por considerársele “una mala influencia”. Al principio la banda se hacía llamar Easy Cure y contaba con un tal Peter O’Toole como vocalista que luego claudicó yéndose del grupo; también lo hizo así al poco tiempo Thompson, la primera guitarra, quien, sin embargo, sería convocado de nuevo algunos años más tarde, en 1984. Entonces convertidos en trío, Smith, Tolhurst y Dempsey, mudaron su nombre a The Cure, porque “sonaba menos hippie”. Acerca de esta época, Robert Smith declararía ulteriormente: “Cuando recién comenzamos yo no era el cantante. Yo era el borracho segunda guitarra que escribía todas esas canciones raras”. Por aquella época Hansa Records, el mayor sello discográfico independiente de Alemania andaba buscando bandas nuevas. Su anuncio decía: “¿Quieres ser una estrella de la grabación?...” Ellos querían, y les enviaron una cinta casera, pero parece que más tarde a Hansa no les gustó la canción que los Easy Cure pretendían como primer single: “Killing An Arab”, debido a una posible interpretación racista contra los árabes (el coro dice: “Estoy vivo / Estoy muerto / Soy el extranjero / Matando a un árabe”). En realidad la letra estaba basada en la novela existencialista “El extranjero” de Albert Camus, pero Hansa los presionó para que mejor grabaran algunos covers, ante lo cual Smith se negó, y así fueron despedidos por la compañía sin haber conseguido grabar nada.

Para julio del 78 ya habían sido rechazados por todos los estudios musicales de Inglaterra, excepto por el productor Chris Parry de la Polydor, quien había trabajado con The Jam (la banda punk de Paul Weller) y Siouxsie & The Banshees, y que andaba a la caza de grupos originales para armar su propio sello discográfico, Fiction Records. A Parry le interesa el sonido fresco de los Cure y los recluta para una gira regional con Generation X (la paleolítica banda de Billy Idol), y tras la gira logran grabar su primer single “Killing An Arab / 10:15 Saturday Night” en diciembre. Al final se salieron con la suya. En enero del año siguiente editan su primer disco “Three Imaginary Boys”, el cual causó una controversia inmediata porque en vez de los títulos de las canciones figuraban tan sólo unos símbolos raros, y la portada no mostraba nada más que una refrigeradora, una aspiradora y una lámpara. Chris Parry declara: “He aquí a una banda sin una imagen pero con fuerza musical. Por eso pensé ‘Hay que hacerlo sin ninguna imagen en absoluto, completamente desapasionado. Hay que poner las tres cosas más mundanas que podamos encontrar’”. Para promocionar su debut en estudios realizan otra gira local, esta vez acompañando a Wire, The Jam y Joy Division. Su siguiente single se intitula “Boys Don´t Cry”, y la letra prefigura en algo el ambiente afectivo que reaparecería en sucesivas producciones: “Diría que lo siento si pensara que eso te haría cambiar de parecer / Pero sé que hasta el momento he dicho demasiado que ha sido muy malo / Trato de reir al respecto / Cubrirlo todo con mentiras / Trato de reir al respecto / Ocultando las lágrimas en mis ojos / Porque los chicos no lloran...” En la canción “Three Imaginary Boys” se nota en cambio un sentimiento de angustia: “Veo el reflejo quebrado permaneciendo quieto ante el espejo del dormitorio / Sobre mi hombro / Pero no hay nadie ahí / Susurros en el silencio presionando cerca tras de mí / Presionando cerca detrás / ¿Puedes ayudarme?” La revista Melody Maker afirma acerca de The Cure: “Los 80 empiezan aquí”. Dempsey se va de la banda y Smith convoca a Matthieu Hartley para los teclados y a Simon Gallup de los Magspies al bajo, a la par que conoce a Steven Severin de Siouxsie & The Banshees, agrupación en la que tendría una importante participación durante la primera mitad de la década.

Si tuvieramos que nombrar tres discos decisivos en el proceso de evolución musical y en la identidad de The Cure, éstos serían, sin dudas, sus siguientes tres produccioness: “Seventeen Seconds” (1980), “Faith” (1981) y “Pornography” (1982). “Seventeen Seconds” es una obra brillante, de una impecable claridad y lucidez que se caracteriza por una armonía minimalista en cada tema, a la vez que una actitud de apatía, descontento, desánimo y cierta amargura en sus letras. “Play For Today” cruza a lo trivial, mientras que la cinemática “A Forest” es de un neto contenido onírico. Acerca de la actitud de The Cure en el disco, Smith comenta: “Todos nos estábamos dando cuenta de que ya no éramos más jóvenes” (La canción “Seventeen Seconds” dice: “Diecisiete segundos / Una medida de vida...”). Con “Faith” este tipo de ánimo se hizo crítico, lo que condujo a la renuncia de Hartley: “Me di cuenta de que el grupo estaba avanzando hacia una música suicida y sombría, la suerte de cosa que no me interesaba en lo absoluto”. En efecto, acerca de la música, Smith declaraba: “Solía pensar bastante en la muerte, solía pensar sobre cuan fácil era considerarla como algo abstracto hasta que se aparecía a tu puerta”. Smith visitaba iglesias y veía a la congregación orar por la eternidad con devoción y fe manifiesta en la vida después de la muerte. Dice: “De repente me di cuenta de que yo no tenía fe en lo absoluto y estaba asustado”. Por aquella época la madre de su amigo baterista Lol Tolhurst estaba desauciada y en fase terminal.

“Dos figuras pálidas se duelen en silencio / Intemporales en el patio quieto / Lado a lado en tiempo y tristeza / Yo observo y actúo callado / Mientras pedazo a pedazo tú armas tu historia / Moviéndose a través de un pasado desconocido / Bailando en la fiesta del funeral / Recuerdos de sueños infantiles / Yacen inertes / Marchitándose / Sin vida / Tomados de la mano con miedo y sombras / Llorando en la fiesta del funeral” (“The Funeral Party”) “Ella se para doce pies sobre la inundación / Ella contempla sola a través del agua / La soledad crece y lentamente llena su cuerpo helado / Deslizándose hacia abajo / Uno a uno sus sentidos mueren / Los recuerdos se marchitan y dejan sus ojos que aún ven mundos que nunca fueron / Y una a una las aves brillantes la dejan / Al comenzar el violento sonido ella trata de volverse / Pero al final / Sin ruido / Resbala y se golpea su cabeza suave y oscura / El agua la saluda / La recibe / Y la ahoga a su gusto...” (“The Drowning Man”) “... Todo a una, siempre igual, pero la montaña nunca se mueve / Viólame como a un niño / Bautizado en sangre / Pintado como un santo desconocido / No queda nada más que esperanza... Me marché lejos solo / Sin nada más... que fe / Nada más que fe...” (“Faith”). El productor del álbum, Mike Hedges diría acerca de “Faith”: “La mayoría de las canciones son canciones como para ahorcarte”. Al tiempo de la composición de los temas, Smith estaba muy influenciado por la repetición hipnótica de los cantos monacales Benedictinos y las mantras hindúes, lo que le da a ciertas partes del disco una reminiscencia de catedral y un ambiente místico, opresivo y profundo, como la languidez del eco en una caverna (ídem “Charlotte Sometimes”, una pieza de transición entre “Faith” y “Pornography” más su lado B, la esquizofrénica “Splintered In Her Head”). La crítica del disco fue demoledora. El Record Mirror dice acerca de “Faith”: “Hueco, superficial, pretencioso, grandilocuente, carente de todo corazón y alma... pagado de su suerte. Debió haber muerto con Joy Division”. Sin embargo consiguió exactamente lo que Smith esperaba: transmitir un sentimiento de inercia y fracaso. Para la gira Faith, se hizo una película de casi media hora con su respectivo “soundtrack” que se proyectaba antes de la salida a escena, la imponente y tormentosa “Carnage Visors” –que significa exactamente lo opuesto a una rosa– la cual se incluyó más adelante como lado B de la versión en cassette de Faith. Los críticos comparaban los conciertos con una ceremonia religiosa, y Smith comentaría a la postre acerca de estos conciertos “... La mayoría de las veces dejaba el escenario llorando”.

“Pornography” sería la culminación de este ciclo de mórbida fascinación con la oscuridad, la desesperanza y la decadencia. Paradójicamente fue el disco que rankeó más alto en el UK Chart hasta la fecha; picó al Top #9 en mayo de 1982. Este álbum fue concebido durante unas vacaciones químicas donde lo cotidiano era el abuso del alcohol y las drogas. Smith trata de hacer memoria: “No podría recordar qué hice o dónde estuve, realmente perdí el contacto con lo que era real por un par de meses... Todos los que conozco llegan a un punto en que se sueltan un poco y se vuelven un poco locos por un tiempo; de otro modo nunca sabes cuáles son tus límites. Yo trataba de encontrar los míos”. La prensa publicaría comentarios como “Ian Curtis [vocalista suicida de Joy Division], en comparación, era un puñado de risas” o “Phil Spector en el infierno”. “Pornography” es sin lugar a dudas el disco más denso, atormentado y gótico de The Cure (“... Un día más como hoy y te mataré / Un deseo por carne y sangre verdadera / Y te veo ahogarte en la ducha / Empujando mi vida a través de tus ojos abiertos / Debo combatir esta enfermedad / Encontrar una cura / Debo combatir esta enfermedad...” –“Pornography”). La gira The 14 Explicit Moments fue una pesadilla constante donde las peleas con la audiencia en los conciertos, la banda tornándose progresivamente más violenta, y el consumo excesivo de sustancias instigaron a un choque entre Smith y Gallup que ocasionó una ruptura, debido principalmente al extremo peligroso y autodestructivo al que se estaba precipitando Gallup. Gallup llega a derribar a Smith de una trompada luego de una presentación en un club. En este punto se produce un viraje radical en los destinos de la banda.


Susurros, besos y desintegración

A finales de 1982 The Cure lanza el single “Let’s Go To Bed” que se convierte en un éxito inesperado en los Estados Unidos. La música tiene aditivos electrónicos y es plausiblemente dance; se trata de un típico hit del pop de los 80, con todos los ingredientes para convertirse en un suceso radial inmediato. La letra es pueril y juguetona, de un humor casi naïve: “Déjame tomar tus manos / Estoy sacudiéndome como leche / Volviéndose, volviéndose azul todo sobre las ventanas y el piso / Fuegos afuera en el cielo son perfectos como gatos / Nosotros dos juntos otra vez / Es siempre lo mismo / Un juego estúpido / Pero a mí no me importa si a ti no / Y yo no siento si tú no / Y yo no lo quiero si tú no / ¡Y no lo diré si tú no lo dices primero!”. En seguida Smith se va de paseo con Siouxsie & The Banshees al Lejano Oriente, y a su regreso graba dos singles y un album a dúo con el bajista de los Banshees, Steve Severin, en un proyecto musical llamado The Glove. Editan “Blue Sunshine”, un verdadero disco de colección. Por aquel entonces Smith se desenvolvía paralelamente en la guitarra como uno más de los Banshees. Había sido adoptado por el grupo como un Banshee, pero no pudo permanecer mucho tiempo con ellos por el estrés que le ocasionaba tantas responsabilidades. Tuvo que extenderle un certificado médico a Severin para demostrarle su incapacidad de continuar en ambos grupos. Como The Cure, Smith plasma temas soltados como singles que, junto a sus respectivos lados B, vendrían a conformar el siguiente disco “Japanese Whispers” (1983); “The Walk” que tiene un raro parecido al “Blue Monday” de New Order, dada la casualidad de que ambas canciones salieron casi al mismo tiempo y ambas rankearon al UK Top 20. “The Walk” sigue una línea incluso más pegajosa que “Let’s Go To Bed” y apela a una atmósfera de ensueño, exótica y colorida: “Te llamé después de la medianoche / Luego corrí hasta que exploté / Pasé por la mujer aulladora / Y me paré frente a tu puerta / Caminamos alrededor del lago / Y nos despertamos en la lluvia / Y cada uno se volvió / Preocupado en sus sueños de nuevo...” No obstante fue “The Lovecats”, –de una tonada loca con pianos y sonidos de botellas– una parodia de jazz con charleston, la que trepó más alto en la lista inglesa; hasta el #7. El realizador de sus videos, Tim Pope, dijo: “The Cure es una de las bandas más estúpidas con las que puedas trabajar, pero también es de las más brillantes e inteligentes”. Los hasta ahora fans de The Cure no se sintieron muy contentos con la transformación abrupta del estilo de la banda; muchos se sintieron traicionados. Smith declararía: “Realmente los detesto. Es como si fuéramos su banda mascota y cómo me atrevo a traficar con nuestra imagen misteriosa. Yo nunca pedí ciega devoción. Lo resiento porque están tratando de reducirme a alguien de una sola faceta a quien le está permitido producir un solo estilo de musica”.

En 1984 editan “The Top”, un disco que suena como una degeneración del “Japanese Whispers”, que tiene sus lados oscuros y retorcidos, pero que, sobre todo, trasluce su inspiración jovialmente alcohólica: “Despierto en la oscuridad / El tufo de enojo en el anverso de mi boca / Lo escupo en la pared / Y tomo algo más / Y arraso mi piel con hojas de afeitar / Y me maquillo en la nueva sangre / Y trato de verme muy bien / ¡Síganme! / Maquíllense en la nueva sangre / Y síganme adonde está la verdadera diversión / Tan crudo y egoísta como un perro enfermo / Lanzando sexo como un animal de Dios / Arrancaré tu cabello rojo por las raíces / Y te abrazaré resplandeciendo / Te abrazaré cariñosamente en la luz eléctrica muerta... Sacúdete, sacúdete, perro, sacúdete” (“Shake Dog Shake”). Una franca paranoia en un track ruidoso de aceleración punk, “Give Me It”: “¡Salte de mí! / ¡Saca tus dedos fuera de mi cara! / Este cuarto está muy caliente / Este cuarto está muy caliente / Yo rompo las paredes / Salte de mí / ¡Déjame en paz!...” La espiral enajenante de una hermosa melodía musulmana, “Wailing Wall”: “La ciudad santa suspiró como un hombre moribundo / Se movió con lágrimas de esperanza / Con las lágrimas de los ciegos / Y una y otra vez mientras la ciudad se pintaba / A través de calles rotas que me chupaban todo / Mis pies estaban desnudos y cortados con piedras / Con la caminata hacia la tierra prometida / Atravesé muchedumbres / Atravesé mares de plegarias / Por manos retorciéndose y aire asfixiante / Un buitre en el muro de los lamentos / Yo prosigo... esperando”. Una marcha bélica de broma, “The Empty World”: “Ella hablaba de los ejércitos que marchaban dentro de su cabeza / Y como malograban sus sueños / Pero, oh / ¡Cuán feliz era! / ¡Cuán orgullosa estaba! / De estar peleando en la guerra / En el mundo vacío”. Tópicos bastante más misteriosos como “The Top”: “«Es Jesús brillante» solías reirte / «Caminando por esas primorosas cuadras... / Esta cima es el lugar adonde nadie va / Sólo imagina / Sólo imagínatelo todo...»” También armonías singulares y antojadizas como la psicodelia de “The Caterpillar”, etc. En este período ocurren varios cambios en la composición del grupo, no obstante su imagen se define: maquillaje recargado de sombras en los ojos y lápices de labio rojo sangre; cabello enmarañado como de araña enredada o árbol deshojado en otoño, y actitudes excéntricas y remilgadas, entreviéndose en estos usos siempre una dosis de escabrosa malignidad. Al poco tiempo retorna Gallup reconciliado a la banda.

Su siguiente producción fue una muestra ejemplar de la esencia del rock de los 80. “The Head On The Door” salió a la venta en agosto de 1985 en el Reino Unido, y fue el disco más vendido y más comercial hasta este momento en la historia de la banda, lo cual no hace desmedro absoluto en su calidad y originalidad. “Inbetween Days” le tiene una deuda al New Order de los primeros años, siendo una espléndida composición por su agilidad y dinámica musical, así también su lado B, “The Exploding Boy”; mientras que la ansiosa “Close To Me” se convierte en el hit del disco, no pareciéndose a nada que la banda hubiera hecho antes (su video alude a claustrofobias, acrofobias e hidrofobias –encerrados en un ropero que se desbarranca por un precipicio y se hunde en el mar). Además se mantiene un aspecto “loco” del estilo de “The Top” como “The Baby Screams” y “Six Different Ways”; un rock más elaborado y contundente en “Push”, una alegoría mágica y nocturna en “A Night Like This”, y un saludo a lo depresivo y oscuro en “Sinking”: “Me voy sumiendo / Mientras los años pasan / Me estoy hundiendo / Por eso me engaño a mí mismo / Como todos los demás / Los secretos que escondo / Me tuercen por dentro / Me van debilitando / Por eso me engaño a mí mismo / Como todos los demás / Por eso me engaño a mí mismo / Como todos los demás / Me sumerjo en miedo y espero / Nunca volveré a sentir otra vez / Si sólo pudiera... / Si sólo pudiera... recordar algo al menos...”. Incluso hallamos influencias japonesas en “Kyoto Song” y guitarras flamencas en “The Blood”, esta última referida a un licor que conocieron en Portugal y que se llamaba “La Sangre”: “Estoy paralizado / Por la sangre de Cristo / Aunque nubla mis ojos / No puedo nunca detenerme...”. A pesar de todo esto “The Head On The Door” da la impresión de ser una obra homogénea, con cierta orientación de concepto. Editados como singles saldrían “Inbetween Days” y una versión con vientos de “Close To Me”. Al poco tiempo, en mayo del año siguiente, editan su primera recopilación de singles “Standing On A Beach –vinilo/cinta– / Staring At The Sea –compacto/video–“ (1979-1986) cuyas versiones en cinta y CD incluyen lados B y bonus, y que tiene una enorme acogida sobre todo ya en América. “Boys Don’t Cry” es remezclada y se convierte en el suceso en que The Cure esperaba que se convirtiera cuando fue lanzada originalmente, llegando ahora sí al Top 20. En los Estados Unidos “Killing An Arab” suscitó una susceptibilidad racista en torno a los árabes por lo que el disco llegaba a las tiendas con un disuasor de compra en la portada. Con todo esto la fiebre de The Cure fue expandiéndose por todo el mundo. Smith causó primicia en MTV cuando se cortó corto su peinado de araña enredada. Decía: “Estaba ya harto de ver a tanta gente que se veía como yo”. En 1987 aparece ante una gran expectativa el álbum doble “Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me” que los embarca en la gira mundial The Kissing Tour que comprende además de Asia y Oceanía, Brasil y Argentina.

“Bésame, bésame, bésame / Tu lengua es como veneno / Tan hinchada que llena toda mi boca / Ámame, ámame, ámame / Me clavas al piso y jalas mis tripas de adentro hacia afuera / Sácala, sácala, sácala / Saca tu jodida voz fuera de mi cabeza / Yo nunca quise esto / Yo nunca quise nada de esto / Desearía que estuvieras muerta, muerta / Desearía que estuvieras muerta...” (“The Kiss”). “Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me” es como el “Álbum Blanco” de The Cure; un pandemonium musical anti-concepto con cítaras, psicodelias y funky, y una batería de canciones que van desde lo ácido y turbio de “The Kiss” hasta la suavidad y dulzura del track inmediato “Catch”; desde la aspereza subterránea de “Snakepit” hasta la manía grandiosa y abigarrada de “Why Can’t I Be You?”, de la violencia gratuita de “Shiver And Shake” o la dureza de “Fight” a la incitación concupiscente y libidinosa de “If Only Tonight We Could Sleep” o el romanticismo de “Just Like Heaven”. En fin, es una integración de ideas sin ton ni son que tienen por objetivo marear y sorprender al novato escucha de The Cure en América. Quizás sea ésta su mayor virtud.

Tras la gira advino una temporada de descanso, y la gesta de una de las creaciones más extraordinarias de la banda, en opinión del escribiente, su disco favorito, “Disintegration” (mayo de 1989), del que se desprenderían los singles “Lullaby”, “Fascination Street”, “Lovesong” y “Pictures Of You”. Acerca de “Disintegration”, la crítica pronuncia comentarios como el siguiente: “un paso de retorno al mundo real de la soledad, el aislamiento, la incertidumbre, el arrepentimiento, el amor fallido, la incredulidad y el recuerdo de la felicidad”. No obstante, quienes suponían estos contenidos como un regreso a las fórmulas antiguas de “Seventeen Seconds”, “Faith” o “Pornography” estaban en un gran error. Si bien el álbum padece su cuota de herencia, afincándose temáticamente en estos discos, posee un alma sinfónica y una corporeidad majestuosa y monumental única. Es la desilusión, el desencanto y la oda fúnebre convertidos en una colección de melodías abatidas, cínicas o siniestras trasvasadas a lo sublime. “... A veces me haces sentir como si viviera en el confín del mundo / Como si viviera en el confín del mundo / «Es sólo el modo en que sonrío» / Dijiste...” (“Plainsong”). “Cada vez que estoy solo contigo / Me haces sentir como si... como si estuviera en casa otra vez... como si estuviera completo otra vez... como si fuera joven otra vez... como si fuese divertido otra vez... como si fuera libre otra vez... como si estuviera limpio otra vez...” (“Lovesong”). “...Tranquílamente sonríe / Sacudiendo su cabeza / Se arrastra más cerca / Más cerca ahora a la pata de la cama / Y más suave que la sombra / Y más rápido que las moscas / Sus brazos están alrededor mío / Y su lengua en mis ojos / «Estate quieto, está calmado, está tranquilo ya / Mi precioso niño / No forcejees así / O tan sólo te amaré más / Antes de que sea muy tarde para irme o encender la luz / El hombrearaña está teniéndote por cena esta noche»” (“Lullaby”). “Oh, extraño el beso de la traición / El desvergonzado beso de la vanidad / El que es suave y negro y aterciopelado / Apretado contra un costado mío / Con boca y ojos y corazón todos sangrientos / Y corriendo en grumosas corrientes de codicia / Mientras poco a poco se inicia la necesidad / De sólo dejar ir mi parte festiva...” (“Disintegration”). “Sin esperanzas dirigido hacia los ojos del fantasma otra vez / Estoy de rodillas y con mis manos en el aire otra vez / Empujando mi cara en el recuerdo de ti otra vez / Pero nunca sé si es real / Nunca sé cómo me quiero sentir / Nunca supe bien lo que quería decirte / Nunca manejé bien las palabras para explicártelo / Nunca supe bien cómo hacerlas verosímiles / Y ya ahora el tiempo se ha ido / Otro tiempo desperdiciado / Desesperadamente combatiendo al diablo, futilmente / Sintiendo al monstruo trepar más hondo dentro de mí / Sintiéndolo roerse todo mi corazón hambrientamente / Nunca perderé este dolor / Nunca soñaré contigo otra vez” (“Untitled”). “Disintegration” fue un éxito de ventas en Europa y América, mientras la banda declaraba mentirosamente que no efectuaría más conciertos después de la gira The Prayer Tour, y se rumoreaba una posible desintegración. “Fascination Street” es una obra maestra, muy imponente por la rutilancia sónica de las guitarras, cada una en secuencias distintas –en algún momento se llegan a escuchar hasta a tres sonando al mismo tiempo–. Se trata de un single bien representativo de lo que a la Billboard le vino a bien llamar “modern rock”. El single de “Lovesong” incluye un par de magníficas canciones: “2 Late” y “Fear Of Ghosts” que incomprensiblemente decidieron no incluir en ningún album. El video de “Lullaby” fue nominado a los British Awards; en él se veía a una pequeña banda militar de fantasmas polvorientos y telarañosos que despertaban a Smith de su sueño a mitad de la noche, y al final éste era devorado por una especie de araña gigantesca. Una presentación de The Cure en el programa Top Of The Pops fue transmitida omitiendo todo acercamiento de la cámara a primeros planos, pues el director consideraba “el lápiz labial y las pesadas sombras negras de los ojos demasiado siniestros para los niños” (!). The Cure tuvo un lleno total tres fechas seguidas en el estadio Wembley Arena de Londres donde demostró una performance en vivo que colmó las expectativas del público y de la crítica.


Los 90 y las Flores de Sangre

Los 90 fueron una década muy floja para The Cure. Lanzaron tan sólo dos discos en estudio (“Wish” y “Wild Mood Swings”), dos discos oficiales en concierto (“Show” y “Paris”), uno de remezclas (“Mixed Up”) y una segunda recopilación de singles (“Galore”). Después de “Disintegration” se editó “Entreat”, un álbum que contenía la mayoría de los temas del álbum precedente pero en vivo, y cuya recaudación fue donada a las diez instituciones benéficas o de caridad preferidas por el grupo. Iniciando la nueva década apareció “Mixed Up” que tenía por novedad, además de las viejas versiones 12 pulgadas de temas conocidos, otras remezclas electrónicas más alucinantes de las que destacan “Close To Me”, “The Walk”, “Inbetween Days” y “A Forest”, además de un tema nuevo muy guitarrero, “Never Enough”. La confección de este álbum convocó a luminarias de la tecnología de las mezclas como Mark Saunders y William Orbit. Para esta época Lol Tolhurst ya había sido desembarcado de The Cure debido a su holgazanería, improductividad y exceso con el alcohol, lo que lo condujo a una disputa legal por las regalías de los temas que la banda interpretaba en vivo. La corte finalmente falló a favor de The Cure y Fiction Records, estableciéndose que en la composición de los temas Tolhurst no había tenido mayor participación a pesar de su mención como compositor. “Wish” sale al mercado en 1992 con muchas críticas favorables pese a no ser un disco con mayores innovaciones musicales y que condensa en gran parte el estilo de fórmulas pasadas que habían rendido muy buen efecto comercial y de imagen. Pero también se nota en “Wish” la influencia de nuevas corrientes en boga a inicios de la década, como el grunge y la neopsicodelia (“Cut”, “Open”, “End”), temas respetablemente movedizos que se convierten en éxitos rotundos como “High” y “Friday I’m In Love”, y otros atrozmente insufribles como “Wendy Time”. Algo muy interesante es además la variedad de espectro en el contenido de las líricas: “Realmente no sé lo que estoy haciendo aquí / Realmente creo que debería haberme ido a la cama esta noche / Pero «sólo un trago y ya hay gente a la que te encuentras / Creo que te agradarán / Tengo que decir que estaremos / Y te prometo que en menos de una hora de verdad nos iremos / Ahora por qué mejor no te traigo otra mientras dices hola / Sí, sólo di hola...»”: todo un proceso de alcoholización en “Open”. –“No hay nadie más en el mundo en quien me pueda apoyar / No hay realmente nadie más en lo absoluto / Estás sólo tú / Y si me dejas ahora / Dejarás todo lo que hemos sido deshecho / No hay realmente nadie más / Tú eres la única / Y aún queda la parte más difícil para ti / Que pongas tu confianza en mí / Te amo más de lo que puedo decir / ¿Por qué no sólo crees?...” (“Trust”). “... Era la dulzura de tu piel / Era la esperanza de todo lo que pudimos haber sido / Que me llenó con la esperanza de desear... cosas imposibles / Desear cosas imposibles...” (“To Wish Impossible Things”). “Creo que he alcanzado ese punto / Donde rendirme y continuar / Son ambos el mismo final de muerte para mí / Son ambos la misma vieja canción... Creo que he alcanzado ese punto / Donde todas las cosas que tienes que decir / Y las esperanzas de algo más de mi parte / Son sólo juegos con los que pasar el tiempo / Por favor para de amarme / Por favor para de amarme / No soy ninguna de estas cosas...” (“End”). “Wish” ingreso directamente al #2 en los Estados Unidos y al #1 en Inglaterra, y es hasta hoy el disco más vendido y de mayor éxito de The Cure en el mundo.

Siguieron dos discos en concierto, ambos de una excelente performance, quizá la mejor que jamás consiguiera la banda: “Show”, grabado en Detroit, que contiene la mayoría de sus temas más conocidos, y “Paris” grabado en la capital francesa y que es una colección mucho más selectiva. El grupo aparecería en los años siguientes en otras facetas, haciendo bandas sonoras de películas: “Burn” (“The Crow”), “Dredd Song” (“The Judge Dredd”), “More Than This” (“The X-Files”), y covers en tributo a otros artistas, como lo hiciera en el 90 con el “Hello I Love You” de The Doors: Jimi Hendrix (una versión electrónica y bien ácida de “Purple Haze”), David Bowie (“Young Americans”) y Depeche Mode (“World In My Eyes”). En 1996 sale a la venta “Wild Mood Swings”, en opinión del escribiente, el peor disco de The Cure, por lo que preferiría no comentarlo demasiado. Los temas son demasiado fáciles, a veces rayano en la monserga, el sonsonete y la estúpidez (por ejemplo “Mint Car”), o adolescen del recurso a un exoticismo innecesario (la mexicanada espantosa de “The 13th”). Una excepción importante es “Treasure”, una canción mustia y muy inspirada con un dulce juego de violines. Entretanto se han producido algunas variantes en la conformación del grupo; la definitiva es Smith (voz, guitarra, teclados), Gallup (bajo, teclados), Perry Bamonte que se acopló en 1990 (primero teclados y luego guitarra), Roger O’Donnell de los Psychedelic Furs que llegó a los teclados para “Disintegration”, yéndose luego y regresando en el 94, y Jason Cooper, el último integrante que relevó a Boris Williams en la batería en 1993. En 98 Smith aparece en un episodio de la serie de dibujos animados South Park, como el héroe que salva al mundo de las garras de la malvada “Mecha” Streisand.

En febrero del 2000 aparece “Bloodflowers”, que se presenta como el disco de despedida de The Cure. Smith anunciaba este álbum como “pesado y más oscuro, algo entre «Pornography» y «Disintegration»”, y como el que completa la trilogía –éstos tres son los discos favoritos de Smith–. “Bloodflowers” es un intento válido y muy consecuente de reivindicación por la mediocridad cometida en algún punto de lo 90. Globalmente, “Bloodflowers” es denso y lento pero tiene aspectos muy rockeros y psicodélicos, que van, para iniciar, de la nostalgia en el primer track “Out Of This World” a una distorsión y decadencia de más de once minutos en “Watching Me Fall” en el segundo: “Sí, los he estado viendo desnudarse hasta los huesos en el espejo del cuarto / Viéndola tragárselo todo como si no fuera a mí en lo absoluto / Ella aprieta sus manos y yo la sigo abajo a mis rodillas / Y la chupada insaciable dentro sonríe: «Te olvidarás de ti en mí»... Y en la cama rojo sangre en Tokyo me veo regresar / Ella lo estuvo jalando por horas / Más hondo de lo que nunca he estado / Y mientras caigo, en el espejo de la pared / Me estoy viendo gritar / Me estoy viendo gritar... Viéndome descender / Me veo desaparecer / Y un día, sí, sé que no volveré más...” Un pesimismo filosófico continúa en “Where The Birds Always Sing”: “... El mundo no es justo ni injusto / Pues algunos sobreviven / Otros mueren / Y tú siempre quieres una razón del por qué / Pero el mundo no es justo ni injusto / Es sólo nosotros tratando de sentir que hay algún sentido en él... No significa que tenga que haber un «así son las cosas» / Ningún sentido especial de manos ocultas moviendo los hilos / Pero el vivir en otros, en recuerdos y en sueños / No es suficiente / Y nunca lo es / Tú siempre quieres mucho más que esto... Un eterno sentimiento del alma y una eternidad del amor / Una dulce madre debajo y un justo padre arriba / Para vivir en otros, en recuerdos y en sueños / No es suficiente / Tú lo quieres todo / Otro mundo donde las aves siempre canten...” La desolación de una dolorosa melancolía en “The Last Day Of Summer”, que podría incluirse perfectamente en “Disintegration”: “Nada soy / Nada sueño / Nada es nuevo / Nada pienso o creo o digo / Nada es verdad / Solía ser tan fácil / Nunca siquiera traté / Sí, solía ser tan fácil / Pero el último día del verano / Nunca me sentí tan frío / El último día del verano / Nunca me sentí tan viejo / Todo lo que tengo / Todo lo que acojo / Todo eso está mal / Todo lo que siento o en lo que confío o lo que amo / Todo eso se ha ido / Solía ser tan fácil...” Confesiones autobiográficas en “39”, la edad de Smith a la fecha: “Así que el fuego está casi extinto y no queda nada más que quemar / Me han huido los pensamientos y me han huido las palabras / A medida que los usaba... La mitad de mi vida he estado aquí / La mitad de mi vida en las llamas / Usando todo lo que alguna vez tuve para mantener el fuego ardiendo / Pero no queda nada más que quemar / Y el fuego está casi extinto...” Por último, la penumbra sigilosa y corrosiva de “Bloodflowers”, la canción que da título al álbum y que recuerda los viejos tiempos de “Pornography”. Los versos que cierran el disco dicen: “Entre tú y yo / Es siempre difícil saber realmente / En quién confiar / Cómo pensar / Qué creer / Entre mí y tú / Es siempre difícil saber realmente / A quién escoger / Cómo sentir / Qué hacer / Nunca se marchitan / Nunca mueren / Tú me das Flores de Amor / Siempre se marchitan / Siempre mueren / Yo dejo caer... Flores de Sangre.”

Algunas ocurrencias inesperadas en “Bloodflowers” son, por ejemplo, “The Loudest Sound” que es uno de sus mayores atributos por la originalidad de los sonidos en la línea de las guitarras, y “Watching Me Fall” por la base de los sintetizadores y el implemento técnico de la furiosa bulla feedback en la pared de ruido que obra de telón de fondo a la canción; un efecto semejante también en “39”. También “Where The Birds Always Sing” es una bonita canción. Un tema pop característico de The Cure es “Maybe Someday” que ya fue un fenómeno en las emisoras de todo el mundo, y principalmente rescatamos a “The Last Day Of Summer” que calculamos será un próximo single (siguiente a “Out Of This World”), brillante por su lacónica tristeza acústica y el añadido eléctrico que guarda afinidades con “Pictures Of You”. Por supuesto no olvidamos la taciturna y venenosa solvencia del tema homónimo al disco, una clamorosa muestra de lo que The Cure es capaz de lograr atmosféricamente. La gira The Dream Tour, en curso, se inició por España y el resto de Europa; dió a parar por los Estados Unidos, en octubre está por Australia, y Dios mediante venga también por Sudamérica. Smith declaró en junio a la prensa chilena su intención de visitar Perú, Venezuela, Colombia y Chile, por eso juntemos nuestras manos. Adelantamos que si vienen el concierto será en el Jockey Plaza, y los teloneros los Dolores Delirio, quienes fueron escogidos por el propio Robert Smith para un cover en un disco tributo a Cure de bandas latinoamericanas (la canción escogida: “M” de “17 Seconds”). Entendemos a “Bloodflowers” como una despedida digna para una de las poquísimas bandas que han sabido conservar vigencia, continuidad y coherencia por más de 20 años, evolucionando sin contaminarse con el influjo de las modas, y, sobre todo, ostentando una elevada calidad en su música además de una actitud y personalidad singulares. ¿Qué más necesitamos para combatir la enfermedad de las radios? Todavía contamos con La Cura. Démosle oreja.

02/2000.
e-mail:
csparrowly@hotmail.com

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